En esta entrada vamos a viajar un poco en el tiempo, exactamente retrocedemos justo al verano de 1940, cuando Gran Bretaña se quedó sola en Europa ante Hitler tras la caída de Francia a manos de los alemanes. El país necesitaba importar más de un millón de toneladas de distintos materiales cada semana para poder seguir combatiendo en la guerra. Lo hacía a través de su marina mercante y posteriormente mediante los convoyes que salían de Estados Unidos. Pero los submarinos alemanes causaban estragos hundiendo buques que contenían cargamentos enteros. Fue entonces cuando Turing empezó a cobrar protagonismo.
Alan Mathison Turing fue un matemático, logístico y criptógrafo británico. Pasó gran parte de su infancia en la India, debido al trabajo de su padre. Desde una temprana edad, mostró un gran intelecto, aprendiendo a leer a una temprana edad. Ingresó en el colegio con 6 años, y sus profesores ya se percataban de la genialidad del chico. Siempre mostró interés por los rompecabezas, puzles, sopa de letras...
A los 14 años ingresó en el internado de Sherbone, una etapa determinante para el resto de su vida. Allí conocería a su primer amor, Christopher Morcom. Ambos establecieron una preciosa y estrecha amistad, pero todo se truncó a la vuelta de las vacaciones de Navidad, en 1930. En febrero, Christopher no volvió al colegio, murió de tuberculosis, junto a las creencias religiosas de Turing.
Cuando Turing entra a trabajar para el GC&CS como criptoanalista tiene 26 años, pero con un gran currículum científico a su temprana edad. Había estudiado en el King’s College de Cambridge y obtuvo el doctorado por la Universidad de Princeton. Por si fuera poco, publicó artículos donde esbozaría las claves del ordenador.
El trabajo principal del criptógrafo consistió en descifrar los misterios que envolvía a la máquina Enigma, utilizada en las comunicaciones alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Se basaba en cinco rotores que variaban cada vez que se pulsaba una tecla, de manera que cada letra del alfabeto ofrecía un número altísimo de posibilidades. El Ejército alemán complicaba más las cosas cambiando la posición de los rotores una vez al mes. Turing, junto a sus compañeros (En especial con la colaboración de Gordon Welchman), fueron capaces de desarrollar "The Bombe", la máquina que sería capaz de descifrar las comunicaciones alemanas. Ahora el problema residía en la toma de decisiones, cual es el máximo de mensajes que pueden desencriptar sin que los alemanes sospecharan que los aliados habían decodificado a Enigma.
Además de la creación de The Bombe, Alan desarrolló el test de Turing, una prueba que determinaba la inteligencia de la máquina, y realizó investigaciones de gran interés en biología matemática, cibernética etc...
Su muerte es un capítulo negro en la historia británica. Fue condenado y procesado a un tratamiento químico de castración por ser homosexual, y dos años más tarde murió por ingesta de cianuro. En 2013, la reina Isabel II lavó de cargos al matemático, recibiendo el indulto.
Y tú, ¿Te animas a ver la película sobre el padre de la computación moderna?
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